Y todo comienza con un caramelo de miel, que fue la idea de don Costantino de masificar el consumo de la miel para poder consumirla en cualquier momento o en cualquier lugar. Ya que no es un producto fácil de trasladar por lo denso y por lo pegajosa que es. La idea de contenerla dentro de un caramelo es magnífica. Esto también me lleva a recordar la historia del caramelo, que fue utilizado por tribus árabes nómades como una manera de alimentarse, al llevar energía en trocitos muy pequeños. Al inicio estos caramelos eran frutos secos aglutinados con miel.

¿Qué es la miel?

La miel es el néctar de las flores recogido por las abejas obreras y transformado en su organismo durante el vuelo hacia la colmena misma.
El néctar de las flores está compuesto por un 20% de hidratos de carbono, especialmente sacarosa (azúcar de mesa) y un 80% de agua. La abeja le va agregando una enzima llamada invertasa, que tiene como única función el desdoblar la sacarosa en azúcares simples y de fácil asimilación por el ser humano, llamados glucosa y fructuosa.

El excedente de agua es evaporado por las abejas ventiladoras para llegar como promedio a un 18% de agua y 82% de azúcares. En este momento son llenadas las celdillas con una fina capa de cera llamada opérculo, lo que permite una larga conservación.
Una vez que la abeja ha sellado las celdillas, se dice que la miel está madura. Es en este momento cuando el apicultor cosecha la miel quitándole el opérculo o capa fina de cera con un cuchillo caliente o métodos modernos de desoperculación automática. Luego, el marco o el panal es puesto en una centrífuga, que empieza a girar, y mediante la fuerza centrífuga, va expulsando la miel de las celdillas.

La miel para ser limpiada, es bombeada a un estanque de decantación, en el que, por diferencia de peso específico, irán ascendiendo hacia la superficie las pequeñas impurezas como son: polvo, palitos, patas de abejas, cuerpos de abejas, larvas, etc. Luego el apicultor retira las impurezas que afloran mediante una malla, para posteriormente envasar la miel en potes tipo encerados o en tambores de 150 a 300 kilos, que van con destino a plantas procesadoras como el caso de la empresa Ambrosoli.

Tenía más o menos doce obreros, los he reunido, y yo les dije:
«Amigos, ustedes sin el suscrito en este momento estarían buscando un empleo, pero yo sin ustedes, no podría hacer nada. Así es que pongamos nuestro esfuerzo recíproco, el suyo y el mío y tratemos de ser compañeros en el trabajo para el éxito de nuestra empresa»”.

Con estas palabras Costantino Ambrosoli crea los cimientos de su Empresa, que con el trancurrir de los años se transforma en una de las compañías más importante en el rubro de la confitería. Este éxito don Costantino lo expresa en la siguiente frase:

“Este éxito, yo nunca lo había previsto, en realidad me lo han regalado los consumidores chilenos”.

Con estas frases importantes quiero dar inicio a este blog, que espero sea enriquecido por muchos colaboradores, para dejar constancia para las futuras generaciones de la obra de don Costantino Ambrosoli, desde la perspectiva de los que trabajamos con él.

A continuación contaremos esta historia de Emprendimiento Humano con humanidad y humildad.